Estudiar contaduria me salvo

Escogí contaduría casi por instinto, buscando algo que silenciara la ansiedad que me perseguía. No fue la carrera en sí lo que me salvó, sino las personas que conocí en el camino: amigos que se convirtieron en familia, una amiga que siempre me decía cuánto me admiraba por mi inteligencia, mi manera de pensar y mi forma de enfrentar las cosas. Esas palabras de apoyo fueron como un salvavidas, recordándome que valía la pena ser yo. Aunque los demás se quejaban de los docentes (Y SÍ, erán muy malos enseñando), yo aprendí a mi manera, buscando respuestas por mi cuenta, y ahí, entre hojas de cálculo y charlas sinceras, empecé a descubrir que mi historia apenas comenzaba...